El Teatro Luis Rivera fue un punto de encuentro para todos. Un lugar donde nuestros antepasados encontraron ilusión y pudieron eludirse frente a penurias. Por allí pasaron artistas de todas clases y compañías de renombre y fama internacional. Y aficionados, de todas las épocas y clases sociales que contribuyeron notablemente a enriquecer nuestra cultura por medio de la expresión y el folklore.
Los niños también encontraron en el teatro y sobre todo en el cine, esos mismos valores que allí pervivían; prueba de ello lo tenemos en la consideración que hacían entonces de su Teatro-Cine.
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Guía de Feria, 1990 |
¡Felicidades, Raquel!
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